Primera Parte
Recuerdo que transcurría el siglo XIX, no puedo precisar con certeza
absoluta el año, pero arriesgo a decir que fue 1813, que por la simple
numerología, sumados sus dígitos indica 13.
Se trataba de una bella dama, única hija, de cutis muy blanco y
transparente, una hermosa nariz respingada, ojos color almendra y unos
cabellos negros que caían sobre sus hombros cuan cuervo lanzado en pos
de su presa, cuyo nombre era Cristina. Había optado casarse con su amado
Robert, un estilizado y robusto hombracho lleno de una bondad y
prestancia inconcebibles, y según lo manifestado ante los habitantes de
la vieja Comarca en que se desarrollo esta leyenda, estaban por contraer
matrimonio.
Cristina era la única heredera de una gran fortuna familiar, que al
momento de fenecer sus padres, engrosaría sus dotes personales.
El inconveniente principal era, que los padres de Cristina, no eran
proclives a la concreción de ese casamiento, pues deseaban para su hija
algún mercader de los muchos que pretendían su mano.
Muchas veces trataron de cambiar las ideas de la joven, pero esta cada
vez estaba mas locamente enamorada de su esbelto Robert. Este era hijo
de un campesino y vivía austeramente junto a sus padres y hermano,
trabajaba de sol a sol en la finca de hortalizas realizando las tareas
mas pesadas, a fin de aliviar a su pobre padre, lo cual no era muy bien
visto por sus futuros suegros (comerciantes muy adinerados del pueblo en
que estaban establecidos).
Pero como todas las cosas que tienen principio y final, la situación
comenzó la noche previa a la boda, mientras Cristina se probaba por
enésima vez, alegremente un hermoso vestido de muaré antiguo con
apliques de broderie y finas perlas en sus vuelos y mangas alzadas, que
hacían del mismo algo esplendoroso y digno de su belleza.
De repente se escucho un horrendo gemido de dolor en la pieza de la futura novia, que estremeció el ambiente todo.
Los que estaban al tanto de las circunstancias de aquella prueba que
Cristina realizaba a puertas cerradas, con el fin de sorprender a la
familia, novio e invitados en el momento póstumo de la ceremonia,
corrieron presurosos a la habitación de esta.
Grande fue la visión que observaron atónitos, la imagen de Cristina
recostada sobre el ancho espejo delante del ventanal que miraba hacia el
jardín de la mansión, sin vida y con sangre derramada por una herida
muy cercana al corazón, por donde fluía abundante liquido espeso, de
color rojo intenso, que descendía por el hermoso vestido blanco y
cubría el cuerpo de la bella mujer.
En sus manos pendía aun el maravilloso ramo de violetas, que bien simularía la delicada pureza de la agraciada doncella.
Los testigos presénciales del terrible suceso, fue un sequito de amigas
de la victima que habían quedado cuchicheando en la habitación contigua e
inmediatamente corrieron a dar reseña de lo sucedido a los padres de la
bella y querida compañera de estudios y andanzas. Estos estaban
cumpliendo sus nobles actividades comerciales en la comarca.
Al enterarse, quedaron todos consternados de dolor y apenados por la
pérdida de su amada hija, no podían creer esta realidad y lloraban
desconsoladamente el triste recuerdo, cuando la veían corretear por el
parque existente detrás de la casona.
Transcurrido el tiempo de padecimiento natural que imponía el luto, sus
progenitores decidieron abandonar el hermoso pueblo y radicarse en una
comarca vecina, a fin de olvidar cada sitio que les recordara los pasos
de su amada Cristina.
A todo esto, pocos meses después murió Robert, bajo la pena que le
propicio el desenlace macabro sufrido por su inolvidable amada.
Nunca logro saberse que había sucedido aquella tarde y tampoco nadie se
ocupo de encontrar al culpable, total nada ni nadie resucitaría a la
victima, aunque por el pueblo se rumoreaba que el homicida había sido
alguien muy cercano a los miembros de la familia, o tal vez alguna alma
impía, que nunca jamás había considerado apropiado el enlace a consumar.
Como anteriormente les relate, los padres de Cristina se trasladaron a
otra comarca y la casona en que habían sido tan felices durante los
últimos tiempos, quedo cerrada para siempre.
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